Es ahora o nunca para ambos en la batalla del Mar Negro. De un lado, la nación más extensa del mundo, con más de 142 millones de personas y una retomada pasión por el fútbol, que inundará el Estadio Olímpico animada por la excitación de la fiesta en casa y el inesperado éxito de su selección.
“La gente puede estar eufórica, pero el equipo no debe. El torneo sigue adelante y un equipo que teóricamente era uno de los mejores, España, ya hizo las maletas y está de vuelta a casa. Mañana (hoy) hay que empezar al máximo desde los primeros segundos”, recordó Cherchesov.
Del otro, un pequeño país de poco más de cuatro millones de habitantes, pero con talento de sobra. Así lo prueba que dieciséis de sus futbolistas militen en las cinco mejores ligas europeas -como el brillante Luka Modric en el Real Madrid, Ivan Rakitic en el Barça o Mario Mandzukic en la Juventus de Turín-, y que lleguen avalados por viejas glorias como Davor Suker, héroe del tercer puesto logrado en 1998 y ahora presidente de la federación.
La mayoría en este grupo que dirige Zlatko Dalic eran muy pequeños entonces, pero ninguno ha olvidado la emoción de aquel Mundial en el que pusieron contra las cuerdas a Francia, la futura campeona, en la semifinal. Aunque ellos sienten que todavía pueden llegar más lejos.
“Respetamos a la generación del 98. Son el equipo croata más exitoso hasta ahora, pusieron el nivel tan alto que nadie pudo superarlo en 20 años”, afirmó el central del Liverpool Dejan Lovren. “Sin embargo, el equipo de ahora es muy bueno y tenemos la oportunidad de mejorarlo”, añadió.